DONCIC EMERGE EN UNA ACTUACIóN LAMENTABLE DE KAWHI
Parece más que obvio que se forja una especial rivalidad entre Mavericks y Clippers. En la retina de aficionados y periodistas continúan los duelos de 2020 y 2021, ambos en primera ronda y con victorias angelinas, por 4-2 y 4-3 respectivamente. Los texanos han cambiado mucho desde entonces, con Luka Doncic de camino a la madurez y mejor rodeado, con otro entrenador (Jason Kidd llegó en lugar de Rick Carlisle) pero todavía con la expectativa de dar un salto cualitativo que le acerque a un anillo de momento muy esquivo. Pero tampoco para los Clippers las cosas han ido demasiado bien: Kawhi Leonard y Paul George, hacedores del proyecto, siguen en una plantilla que no para de acumular estrellas en el ocaso. Y la situación es más que compleja por el estado físico del primero, la constante falta de explicaciones y el desconocimiento que se cierne sobre un jugador que representa a un talento único, pero también un baloncestista cuyas formas distan mucho de ser las ideales, tanto en la parafernalia inherente a la NBA como fuera de ella.
De eso va esta serie más que otra cosa, del estado físico de un Kawhi del que nadie sabe nada. No jugó el primer partido, sí lo hizo en el segundo y lo ha hecho, si es que se puede llamar así, en un tercero que ha sido para los Mavericks (101-90), que se adelantan en la eliminatoria (2-1) con un cuarto asalto en Dallas que podría decidir muchas cosas o muy pocas. De momento, los texanos mandan en un partido raro, tedioso a ratos y emocionante a otros, lleno de tanganas y con una actuación extrañísima de un Leonard que fue sustituido a poco de empezar el partido y no volvió a la pista hasta casi la mitad del segundo cuarto. En total disputó menos de 25 minutos, se quedó en 9 puntos, apenas intentó 7 lanzamientos y acertó 4, el mismo número que tuvo en pérdidas. La apatía constante y la desconexión fueron el santo y seña del jugador que se convirtió en estrella en los Spurs y conquistó un anillo improbable con los Raptors. Pero nadie sabe nada, y da la sensación de que ni siquiera Tyronn Lue sabe explicar la situación. Y que es el propio Kawhi el que decide cuándo juega y cuando no, ya no sólo dentro de una temporada, sino también en un mismo partido. -4 hoy con él en pista. Una actuación malísima.
No fue un partido de números ni de gran estadística. Pero Luka Doncic (que tuvo a Florentino Pérez de invitado especial en la grada) y Kyrie Irving hicieron su trabajo: el esloveno finalizó con 22 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias, mientras que su compañero consiguió 21, 4 y 6, con 2 robos. Mención especial al base, en plena sintonía con su juego y con todo el mundo, con sólo 2 puntos en la primera parte pero 19 en la segunda, cuando frenó las acometidas de unos Clippers que se pusieron a 6 puntos (68-62) al final del tercer cuarto. Primero, Kyrie asistió a Daniel Gafford (8 tantos al final). Luego, anotó un triple, una canasta de 2 y un 2+1 que llevó el resultado a un 78-67. Con eso fue mucho más fácil para los texanos rentabilizar la ventaja en un último periodo en el que no fue complicado acabar con las tímidas acometidas rivales y que no tuvo nada más allá de la expulsión de Russell Westbrook, que le hizo una fea falta a Doncic y luego se encaró con un PJ Washington que se había dedicado a provocar un poco antes. El playmaker esta vez no fue el revulsivo y cuajó un partido nefasto: 1 puntos con 0 de 7 en el lanzamiento y poca cosa más allá de transformar su efectividad en nerviosismo negativo. Es lo que tiene este jugador, que siempre anda de puntillas por la fina línea que separa una cosa de la otra.
James Harden, que durante el encuentro se convirtió en el 16º jugador que más puntos ha anotado en la historia de los playoffs de la NBA, se fue a 21 puntos y 5 asistencias, con algún ramalazo en forma de triple en la primera parte que recordó a lo que en su día fue. Norman Powell fue el otro gran sostén de los Clippers, con otros 21 y 4 de 6 en triples. Pero Paul George, el otro pionero en la conformación del proyecto en 2019, cuajó también una actuación lamentable: 7 tantos con 3 de 11 en tiros de campo, 1 de 6 desde el exterior y ningún tiro libre intentado. Cuesta comprender como una estrella como esa, con un techo tan alto, tiene también un suelo tan bajo. Y fue sólo una de las muchas cosas negativas que se encontraron los angelinos, que perdieron 19 balones, sólo anotaron 10 triples en 29 intentos, recibieron un 36-18 en el segundo periodo y llegaron a perder de 21 puntos. Una losa demasiado grande para un equipo envejecido y que arrastra muchas lesiones, dos variables que no ayudan en una serie de playoffs larga como la que necesitan si quieren ganar.
En los Mavericks se hace cada vez más esencial el papel de Washington (10+5), Derrick Jones se fue a 11 puntos y Derck Lively sumó 13 en 15 minutos, con una energía que desbordó incluso a Ivica Zubac, por momentos la única solución de los Clippers (19+8, con 8 de 11 en el lanzamiento). La lesión de Tim Hardaway permite a Jason Kidd liberarse de la carga de introducirle en la rotación (algo que siempre supone mucho lío para el técnico) y dar más minutos a Josh Green (8 tantos) que aporta en los dos lados de la pista. Y la mala actuación en el triple (9 de 34, fatal) fue paliada con la defensa física, el contraataque y el juego físico de unos Mavs que, por cierto, parecen sentirse más cómodos cuando está Kawhi que sin él. El alero está lento, mal y su actitud es incomprensible, sin saber si se trata de un tema físico o mental, por lo que los Clippers no pueden correr cuando está en pista y tienen que adaptarse a lo que es casi una parsimonia. Un problema enorme que tendrán que resolver en el cuarto asalto, en el que se jugarán literalmente media serie. Ahí es donde veremos si los Mavericks dan el paso definitivo ante un rival herido de muerte o todavía hay vida en los de Tyronn Lue. Que lo tienen muy complicado. Al menos, eso parece.
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