RILEY NO DEJA TíTERE CON CABEZA

La temporada ha sido ruinosa para Miami Heat. Partía como campeón del Este y finalista de la NBA y ha terminado arrasado en primera ronda por Boston Celtics (4-1) después de colarse en playoffs por la gatera del play in tras una temporada regular mediocre (octavo puesto, 46-36) en un Este no demasiado exigente. Después de quedarse a un paso del título tras un recorrido milagroso en los playoffs 2023, en los que tumbó a los dos grandes cocos de su Conferencia, Milwaukee Bucks y Boston Celtics, los Heat sabían que iban a recuperar al lesionado Tyler Herro. Y durante el verano se dio casi por hecho que llegaría Diamian Lillard. Pero Lillard acabó en Milwaukee, los Celtics se hicieron con Jrue Holiday y Kristaps Porzingis y los Heat volvieron, otra vez a remolque de la élite de su Conferencia, a fallar en la caza mayor. En el mercado invernal su respuesta fue de perfil más bajo: Terry Rozier.

Con mucho dinero comprometido, los Heat han sido la sexta plantilla más cara de la temporada, con una factura de unos 18 millones en impuesto de lujo. Pero las lesiones y un pobre rendimiento de un equipo generalmente competitivo han convertido en intrascendente a un proyecto al que ahora le toca mirarse en el espejo. Y que necesita más de varios jugadores, sobre todo de un Jimmy Butler que esta temporada se ha perdido 22 partidos, no ha dado la sensación de esforzarse al 100% (algo que él mismo pregona: ya vendrán los playoffs) en los 60 que ha jugado y, para colmo, no estuvo en la serie contra los Celtics porque se lesionó en el play in. Ahora Butler, que cumplirá 35 años en septiembre, quiere una extensión de contrato. Tiene dos temporadas garantizadas: 48,8 millones la próxima y una player option de 52,4 en la 2025-26. La extensión podría ser (a partir del 7 de julio) de un año y 59,7 millones si se acoge a la player option, o de dos y 113 si renuncia a ella.

Pero los Heat no lo tienen claro. O al menos ese fue el mensaje de una cáustica intervención de Pat Riley, un mandamás muy poco satisfecho con todo lo que ha sucedido esta temporada en el equipo. Y sin problemas para dejarlo claro en su comparecencia de fin de temporada ante los medios. Para algunos, la más dura desde 2014, cuando rumiaba la cada vez más probable (acabó consumándose) salida de LeBron James, el final del big three que ganó dos anillos (2012 y 2013) y perdió otras dos Finales (2011, 2014). Entonces, Riley (uno de los personajes más importantes de la historia de la NBA), retó públicamente a un LeBron al que pidió que tuviera “agallas” para quedarse en Florida. No sirvió para nada.

Esta vez, su discurso estaba basado en la disponibilidad de los jugadores, en conseguir que todos los principales jueguen más en un equipo que ha sido el décimo con más días de baja acumulados en su plantilla y que ha tenido que usar 35 quintetos iniciales distintos en 82 partidos de regular season, un récord para la franquicia. Riley no quiere oír hablar de extensiones si los jugadores no van a preocuparse más por rendir a su mejor nivel y con continuidad: “Si Butler pide una extensión, podemos aceptarla o podemos decirle que nos lo vamos a pensar. Es una gran decisión para nosotros invertir tantos recursos… salvo que tengamos claro que es por un jugador que va a estar ahí todas las noches. No es algo que nos estemos planteando ahora mismo. Hay que valorarlo. De hecho, no tenemos por qué hacerlo hasta 2025, así que ya veremos”.

Riley habló de que quizá Butler necesite “cambios en sus rutinas” y hasta le dejó un buen tirón de orejas público cuando se le preguntó por los comentarios del alero, que aseguró que si hubiera podido jugar, habrían eliminado a los Celtics y a los Knicks: “Que diga eso… me pregunto si estaba de broma o si era en serio. Porque si no estás en la pista, si no estás ahí jugando contra los Celtics o los Knicks, es mejor que te calles en vez de dedicarte a criticar a esos equipos”.

El presidente Riley tampoco tuvo problemas en dejar un recado claro a Herro, al que llamó “frágil” y del que aseguró que tiene que hacer “ajustes” en la forma en la que afronta sus cuidados: “¿Cuánto ha jugado, 40 partidos? Ha sido un poco frágil. Tiene que cambiar cosas, quizá hacer ajustes a nivel nutricional”. Pero siempre con Butler como centro de sus palabras por ser el jugador franquicia: “El que mueve de verdad la aguja de este equipo es Jimmy. Es un jugador increíble. A lo que me refiero con cambiar es a que tiene que plantearse cosas para que este equipo sea lo que puede ser, lo que yo quiero que sea, lo que quieren Micky Arison (el propietario) y lo que quiere todo el mundo que sea. Llevamos cinco años en lo que hemos tenido mucho éxito, pero no hemos ganado el título. Y creo que eso es una espina que tenemos todos clavada”.

Eso sí: Riley fue tajante cuando se le planteó si negociaría una salida de Butler, con equipos como los Sixers ya en rumores de que podrían intentar un traspaso por él: “No”. El agente del alero, Bernard Lee, trató también de rebajar un poco la tensión después de la comparecencia de Riley: “Jimmy y Pat están cortados por el mismo patrón. Hablaremos, pero sobre todo de cómo conseguir que este equipo vuelva a ser campeón. No hay ningún problema en los partidos que juega, y este año hablamos a principio de temporada de estar en todos los que pudiera, en el mayor número posible. Pero, por desgracia, Jimmy no es un robot, y ha tenido lesiones, circunstancias adversas… Los 22 partidos que no han jugado han sido siempre por problemas reales, con buenas razones. Todos los que ha podido jugar, aunque fueran en back to back, los ha jugado. Ha jugado su mayor media de minutos, 34, desde que estaba en Minnesota. Si miras su carrera, no sale de dónde sale eso de que elige cuándo jugar y cuándo no”.

El mensaje que colocó Riley es que no necesitan un gran movimiento de mercado, aunque estarán activos ante las posibles opciones que haya. Lo que quiere es que la plantilla que hay ahora pueda exprimir su potencial. Con 79 años, Riley lleva casi 30 con los Heat, incluidos sus tramos como entrenador y su larga etapa como presidente. Desde que él llegó, son el segundo mejor equipo de la NBA en regular season (56,9% por el 62,8% de los Spurs). Y solo Spurs (175) y Lakers (165) tienen más victorias en playoffs que ellos (161). Es la gran voz, la autoridad máxima en South Florida. Así que cuando habla, todos tienen que escuchar. Incluido un Jimmy Butler al que ahora le toca recoger el guante.

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